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domingo, 28 de julio de 2013

Capítulo 32

- Me he estado fijando en ti y me gustas- le dije con toda la naturalidad que pude. Simplemente rezaba para no estar roja como un tomate.
Silencio incómodo.
-¿No vas a hablar? Si no te gusto, solo dímelo, no me voy a cabrear.
- No es eso. Es que me has cogido de imprevisto.
Me acerqué lentamente a él y susurrándole al oído le dije:
- Quiero besarte
Poco a poco se acercó a mi y puso sus labios sobre los mios. Me perdí en el apasionado beso, cuando alguien intentó abrir la puerta del aseo. El dijo en su perfecto francés.
- Est occupé. 
Salió del baño asegurándose, de que nadie pudiera verme, mientras se llevaba con él a la persona que quería entrar. Rápidamente salí y me dirigí al baño de las chicas. Me quedé sentada y me puse a pensar si eso era lo que quería. ¿Estaba preparada para tener algo con él, si sabía que luego se iba a ir de mi vida, por la distancia? No, no estaba preparada. De repente noté como algo caía por mis mejillas. Estaba llorando. Ultimamente me afectaba todo, no me hablaba tanto con Álvaro, había tenido serios problemas con Pablo, me había distanciado de mis amigas, me portaba fatal en casa. Al menos puede mantener mis notas estables. Me sequé las lágrimas y salí del baño, no tenía que amargarme las vacaciones para nada, era hora de disfrutar un poco. Me lo merecía. Cuando salí, me puse a bailar con todos mientras miraba de reojo a mi príncipe azul. 
Poco a poco, la gente se iba yendo para casa y cada vez era más tarde. Nosotros no tardamos mucho en irnos, eran las 4:30 de la mañana y no me quería ir. Quería aprovechar lo máximo con ellos, pero no podía hacer nada, allí no mandaba yo. Cuando llegamos a casa, me puse el pijama y me fui directa a la cama, me quedé frita en un par de minutos, y no recuerdo haber soñado nada. Me levanté a las 8:30, y para haber dormido cuatro horas, me sentía como si hubiera dormido toda la noche. Aquel era mi último día allí y fui muy tonta de no haberles pedido Facebook. Pero lo hecho, hecho está. Preparamos todas las cosas y fuimos hacia el aeropuerto, allí me quedaban horas de espera como siempre. En el vuelo me quedé dormida y cuando me di cuenta, ya estábamos en Valencia. Estaba muy cansada, como para ir ese día a clase, ya que había vuelto en martes, ya iría al día siguiente. Me moría de ganas de ver a mis amigas y poder enseñarles, los pequeños regalos que les traje, solo esperaba que les gustara. 
Unas horas más tarde, tenía una visita inesperada

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