Busca lo que necesites AQUÍ:

domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 34

   Me quedé pensando un plan para poder retenerlo, pero no se me ocurría nada. Él era libre de decidir si quería quedarse aquí o se quería marchar, aunque me gustaría poder formar parte de su decisión incluso sabiendo que yo la cagué pero bien. Eran las 7 de la mañana, no había podido conciliar el sueño y tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Tenía una pinta horrible, pero me levanté de la cama, me puse un pantalón de chándal  una sudadera y me hice una coleta alta. Me quedó bastante bien y eso era raro, ya que yo no era muy buena haciendo peinados por muy sencillos que fueran. Cogí las llaves y el teléfono y salí de casa.  Sabía a donde me dirigía, pero no tenía muy claro que la hora en la cual lo hacia era muy adecuada. Llegué a su casa después de 10 minutos, las luces aún estaban apagadas y yo no quería despertarlos. Así que me senté en la puerta y me puse los cascos. Tenía frío pero no quería moverme de allí, quería hablar con él y al menos poder despedirme. Poco a poco los ojos se me iban cerrando, pero era fuerte. Me quedé allí aguantándolo todo.
   - Carol, Carol- escuché que alguien me llamaba lentamente. Reconocía la voz, pero estaba demasiado adormida para saber de quien se trataba. Intenté abrir los ojos, pero los párpados me pesaban. No tenía fuerza para hacerlo. Simplemente los cerré fuerte y me aferré a aquella persona. Conocida pero desconocida a la vez.
De repente oí un extraño ruido, era muy fuerte. Eso me hizo levantarme de un salto. Me quedé un poco confundida al principio. No sabía donde estaba hasta que lo vi.
  - Buenos días, bella durmiente.- Dijo él como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros.
  - Buenos días. ¿Qué hago aquí? Lo último que recuerdo es salir de casa y dirigirme a la tuya, pero no se nada más.
  - Te quedaste dormida en el portal. Estabas muerta de frío y no podía dejarte ahí. Así que te entre y te deje durmiendo en el sofá.
  - ¿Y tu viaje?- Le pregunte preocupada, mi intención era que no se marchara, pero no quería que fuera de está forma.
  - Lo he aplazado. No me sentía bien huyendo así, sin poder hablar contigo y sin poder escucharte  Creo que nos lo merecemos los dos. - Sus palabras sinceras, me hieron un poco más de lo que ya estaba. Por culpa de un capricho tonto estuve apunto de perder a la persona más importante de mi vida.
  - Sé que tenemos que hablar, pero por favor ahora no. No me siento preparada para hacerlo.- Intentaba hablar sin que se notaran mis ojos vidriosos y mi voz temblorosa. De repente se acercó a mí, me cogió de las manos y me entrego algo. Era un sobre. Me moría de ganas por saber que decía pero no estaba preparada. No estaba preparada para nada.
 - ¿No lo vas a abrir?- Preguntó extrañado por mi reacción.
 - No, no quiero fastidiar este momento. 
 - Bueno,vale. ¿Qué quieres hacer hoy? Prefieres una peli, jugar a la wii, un día de senderismo... Puedes elegir. Estoy abierto a escuchar cualquier proposición.
 - De momento, me conformo con desayunar. Estoy muerta de hambre.
 - Bueno, más que desayunar dirás comer...- dijo con un tono burlón.
- ¿Comer? ¿Qué hora es?- pregunté confundida
- Pues, son las dos.- dijo riéndose otra vez. Me gustaba volver a estar así, como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros. Aunque aun habían muchas cosas por hablar y muchos temas que cerrar.
- Ostras, tengo que llamar a mi madre... Me he ido de casa sin avisar.. Y la hora que es.. Estarán preocupados.
- Tranquila, ya les he llamado yo. Ahora vamos a comer, antes de que tu estómago se quiera comer a alguien.